Hemos hablado con Óscar Espirita –autor del poemario «Niño marica» para que nos cuente los libros que, según él, mejor retratan el complejo mundo de los gays adolescentes.
A veces me imagino cómo es ser adolescente en pleno siglo XXI; cómo es ser adolescente ahora que en Gran Hermano vemos dos hombres jugando a quererse, ahora que los poetas ya no tienen que hablar del amor oscuro, ahora que los youtubers nos cuentan con pelos y señales cómo fue su salida del armario, ahora que el porno prende nuestras manos gracias a los teléfonos móviles.
Pero mi realidad fue otra. Yo les tuve que pintar bigote y vendarle las tetas a las actrices del momento para poder identificarme con sus historias, porque los libros, las películas y las canciones no hablaban de mí, y Ricky Martin y Jesús Vázquez aún jugaban al despiste. Pero si algo aprendí en esos días, es a leer entre líneas y a rastrear.
La primera vez que leí la palabra «marica» en un libro fue en It de Stephen King. Luego fui siguiendo la pista de Borroughs, Cocteau y Genet. Todo estaba siempre envuelto con un halo de sordidez, pero me encantaba salir de la biblioteca con el libro medio escondido, como quien porta un tesoro peligroso.
Ahora las cosas han cambiado, sí. Ahora es más fácil encontrar libros que hablen de nuestra historia y como nunca es tarde para reconciliarnos con nuestra infancia y la adolescencia es un estado mental, aquí os propongo mis 7 imprescindibles.
1. Milagro de la rosa, de Jean Genet
Milagro de la rosa» fue escrita en una celda de la mítica cárcel parisina de La Santé. Redactada clandestinamente en pedazos de papel robados de los talleres de esta prisión, destinados originalmente a la fabricación de bolsas, es una de las grandes novelas autobiográficas de la segunda mitad del siglo XX.
En ella, el sexo y el amor son siempre extremos; y la violencia y la catástrofe aparecen siempre envueltas por el rito. El amor, tan puro y extraño como esas flores que crecen en el fango, se eleva sobre las vivencias en cárceles y correccionales para convertir su lectura en una experiencia nueva y renovadora, donde la sordidez conforma la verdadera belleza literaria, mientras seguimos leyendo, seducidos y fascinados por esta historia de historias.
Hermosa y demoledora, «Milagro de la rosa» anticipa en muchos de sus pasajes la contracultura europea y norteamericana que estaba por nacer: de la potencia descarnada de la poesía de Allen Ginsberg al humor provocador de Joe Orton; de las imágenes tortuosas de Fassbinder y el Nuevo Cine Alemán a la prosa carnal de Hanif Kureishi en Mi hermosa lavandería o Intimidad. He aquí un corazón al desnudo, según reclamara Baudelaire. Una obra rotunda para lectores audaces y descarados.
2. El cordero carnívoro, de Agustín Gómez Arcos
Agustín Gómez Arcos escribe la historia de un niño que crece en la posguerra española encerrado en una casa debido a una enfermedad. Una casa que bien podría ser la caverna de Platón, y donde todo el conocimiento del mundo exterior le es transmitido por un juego de sombras chinescas a cuatro manos, las del profesor y las de su hermano mayor.
Para dejarse llevar por la brutal narrativa poética de este libro es necesario dejar a un lado la moral, pues nos encontramos ante una historia de incesto que no debe ensombrecer la belleza y el amor. Una maravilla.
3. Dream Police, de Dennis Cooper
A veces es necesario hacer un viaje a los extremos para entender los sentimientos más cotidianos. Dennis Cooper nos despliega todo un arsenal de situaciones macabras que sirven como una metáfora cruel para entender la desolación de la cotidianidad adolescente norteamericana. En sus libros nos dibuja una juventud que de tenerlo todo no tiene nada.
Unos adolescentes incapaces de hacerse dueños de sus sentimientos y que buscan en las drogas, la muerte y la prostitución una realidad pura que la sociedad de consumo les ha arrebatado. Si hay esperanza en sus historias se encuentra en la belleza que pese a todo está muy presente. Dream Police es un poemario que bebe del realismo sucio, del pop y del punk. Besos con sabor a hamburguesa, amor y muerte.
4. El hijo del Legionario, de Aitor Saraiba
Un inocente nos cuenta su infancia en los ochenta. Se podría decir que este inocente es hijo de la generación de los pícaros. Cuenta su vida por medio de una novela gráfica, «El hijo del legionario», escrita y dibujada en la primera persona de Aitor Saraiba. No solo tiene el valor del dibujo. Saraiba atesora el don de la narración literaria.
Su historia arranca así: «Nací en Talavera de la Reina en 1983, el 1 de junio, mi padre cumple los años el mismo día, durante años esto es lo único que hemos compartido. Talavera tiene muchos barrios, el mío es Patrocinio de San José, y no, no es lo mismo ser de Talavera que ser de Patro».
Los vaivenes de la infancia y la juventud de Aitor no están movidos por su espíritu aventurero sino por los desastres sentimentales y económicos de sus padres. Cómo el arte le ayuda a escapar de un destino incierto, a salir del armario y a perdonar al rudo legionario es algo que planea durante toda esta emocionante historia. Con qué pocas palabras se puede contar la complejidad de una vida que aún ha de dar mucho de sí, pero que empezó de la peor manera. Elvira Lindo
5. 49 goles espectaculares, de Davide Martini
’49 goles espectaculares’ comienza en la víspera del primer día de clase de Lorenzo, un chico de 17 años que sueña con ser escritor y que se prepara con indolencia para afrontar el último curso de instituto.
La llegada de Riccardo, un joven enigmático al que sus padres han querido alejar de los peligros de Roma, hará que su mundo se tambalee y revelará los desafíos que el protagonista debe afrontar para alcanzar la felicidad.
Narrada en primera persona y construida siguiendo la estructura de un diario escolar, la primera novela de Davide Martini es un excelente ejemplo de libro apto para todas las edades que aborda con sinceridad y sin tapujos los dilemas de un adolescente obligado a encontrarse a sí mismo.
6. Eterno amor adolescente, de Juan Arcones Y Sanz i Vila
Con 15 ó 16 años uno piensa que nada es para siempre y que nuestros actos no tienen consecuencias, pero Eterno amor adolescente, con su recopilación de relatos cortos, nos viene a demostrar todo lo contrario. Nos habla de ese amor que se queda pegado a la piel como un tatuaje y que, cuando uno cree que ya ha olvidado, la casualidad de un encuentro fortuito, un perfume o una canción aparecen para recordarnos que tanto los tatuajes como el primer amor tienen un carácter irremediablemente imborrable.
Sin hacer bandera de la homosexualidad nos cuenta historias de amor cotidianas, flechazos en el metro, primeros besos y montañas rusas, todas ellas iluminadas por las ilustraciones de Sanz i Vila que con su paleta de tres colores eléctricos y vivos como un chicle apunto de estallar redondean este libro.
7. Pueblo chico, infierno grande
Beltrán Quirán Lerdo de Tejada, un abogado de Madrid, tiene que viajar en pleno agosto al caluroso pueblo de Villanueva de la Encina en Córdoba para buscar a los herederos de un cliente. Si consigue encontrarlos, su bufete, gestionado con su novio, podrá salir adelante, ya que no les sobran clientes y sí deudas.
A sus treinta años, Beltrán está estresado y amargado, pero al llegar a Villanueva de la Encina se encuentra con una serie de personajes variopintos: Mercedes, la brusca dueña del hostal; Isidro, su hijo universitario sin vergüenza; Vera, una escritora bohemia de novelas eróticas, y Sebas, el alcalde, un joven de la misma edad que Beltrán, que vive por y para sus vecinos y con quien lo une un vínculo desde hace años.
En un pueblo lleno de gente por las vacaciones y una boda, parece que nadie sabe quiénes son los herederos. Pero entre verbenas y noches al fresco, lo que empezó como un viaje aburrido se convierte en una oportunidad para que Beltrán se reencuentre con su pasado y reevalúe las prioridades de su vida.
